HORA SANTA
Audio
Aquí tienes el audio de la Hora Santa. Si lo prefieres, a continuación dispones del texto y los vídeos que te proponemos.
Deseamos que puedas acompañar al Señor en el que es, quizá, el momento más difícil de su vida.
Texto
ME SITÚO
Busca un lugar tranquilo, acompáñate de una vela, una imagen de Jesús y algún símbolo del Jueves Santo que te pueda ayudar a acompañar a Jesús esta noche. Coge también cuaderno y boli.
Aunque esta hora santa está preparada y dirigida para ti, para que sea entre tú y Dios, siéntete unido a tantos que en este momento estamos en silencio, como comunidad, como Iglesia, queriendo acompañar a Jesús.
La escena del huerto de los olivos es la más desconcertante y, probablemente, la más dramática del Nuevo Testamento. Es el punto culminante de los sufrimientos de Cristo. Esta imagen; la imagen de un Dios caído, temblando, lleno de miedo, tratando de huir de la muerte, mendigando ayuda, es algo que se escapa a nuestra imaginación. Esto genera en nuestras mentes vértigo. Sí, vértigo: eso es lo que produce, a cualquiera que tome la situación en serio. Es la imagen de un Dios acorralado por el miedo, de un redentor que trata de esquivar su tarea, la figura de alguien que, poco antes de hacer girar la historia del mundo, tiembla como un chiquillo asustado en la noche.
¿ESTOY CONTIGO?
Dice el texto bíblico: «Y cantando himnos salieron como de costumbre Jesús y sus discípulos al monte de los olivos...». Pasamos de los símbolos a la cruda realidad.
Los discípulos habían seguido a Jesús que marchaba hacia el monte de los olivos. Vamos también con Él. Hoy queremos estar a su lado, para acompañarle en su dolor. El lugar era familiar. Tú conocías bien ese monte de los olivos, pero esta noche es diferente; esta noche es la HORA, el momento cumbre...
Una HORA que no había llegado todavía en las bodas de Caná, ni cuando los judíos intentaron prenderlo en el templo; ni cuando los guardias enviados a prenderlo no se atrevieron a ponerle la mano encima... ¿Podrás soportarlo todo?
Nuevamente Jesús sintió la necesidad de los suyos. Él está solo, no tiene más compañía que la de sus discípulos, pero están durmiendo, no pueden velar ni hora junto a su Maestro.
ORACIÓN
El lugar era familiar.Tú conocías bien ese monte de los olivos.
Pero está noche es diferente.
Esta noche es la hora, el momento cumbre... y tú lo sabes bien,
y por eso estas ahí, los que están son los que obedecen...
Hasta la muerte.
Tú esta noche eres un hombre...
Un pobre hombre con la noche de todos encima...
¿Te será todo eso insoportable?
Tú esta noche estás llamado a demostrar,
que el amor es más fuerte que el pecado.
Que el amor es más fuerte que la muerte...,
y tienes que ir a tú destino.
El destino que tú sabes bien
y que los profetas marcaron.
Tú estás llamado esta noche a aceptar la cruz.
Tú serás condenado a muerte por haber vivido
la justicia y la misericordia: Tu gran pecado es ser justo de Dios.
Suda sangre, Señor, rey de los judíos...
Tu sufrimiento es único: tiene talla de Dios.
Lo imposible, así, tú ya lo estás haciendo posible
y los cielos y la tierra volverán a ver la alianza.
Aunque no lo parezca, Yo estoy contigo.
LECTURA DEL EVANGELIO SEGÚN SAN MARCOS
Llegan a un huerto, que llaman Getsemaní, y dice a sus discípulos: «Sentaos aquí mientras voy a orar». Se lleva consigo a Pedro, a Santiago y a Juan, empezó a sentir espanto y angustia, y les dice: «Mi alma está triste hasta la muerte. Quedaos aquí y velad». Y, adelantándose un poco, cayó en tierra y rogaba que, si era posible, se alejase de él aquella hora; y decía: «¡Abba!, Padre: tú lo puedes todo, aparta de mí este cáliz. Pero no sea como yo quiero, sino como tú quieres». Vuelve y, al encontrarlos dormidos, dice a Pedro: «Simón ¿duermes?, ¿no has podido velar una hora? Velad y orad, para no caer en tentación; el espíritu está pronto, pero la carne es débil». De nuevo se apartó y oraba repitiendo las mismas palabras. Volvió y los encontró otra vez dormidos, porque sus ojos se les cerraban. Y no sabían qué contestarle. Vuelve por tercera vez y les dice: «Ya podéis dormir y descansar. ¡Basta! Ha llegado la hora; mirad que el Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los pecadores. ¡Levantaos, vamos! Ya está cerca el que me entrega».
REFLEXIÓN
Momento de sufrimiento, de tristeza, de vela, de angustia, de sudor con sangre,… Pero momento intenso de oración, de encuentro de Jesús con su Padre. A pesar de la soledad y de la tristeza Jesús quiere encontrarse con su Padre y ser consolado: «Abba, Padre: tú lo puedes todo, aparta de mí este cáliz. Pero no sea como yo quiero, sino como tú quieres». Palabras que nos muestran la hondura de Jesús ante el momento culminante de su entrega. Jesús sufre, duda, pero no rechaza la muerte, sino que la acepta, poniéndose a disposición de Dios.
Vemos y apreciamos la SOLEDAD de Jesús. Jesús está solo. Sus discípulos duermen. Pero Él está junto a Dios. Se encuentra con Él. «ESTOY CONTIGO».
GESTO
Te invito a mostrar tu estar junto a Jesús en esta noche con un gesto. Recuerda aquellos momentos vividos con Dios y con los demás que te ayudan a ser mejor persona, a estar más cerca de Él, de los otros. Escríbelos.
¿ESTÁS CONMIGO?
LECTURA DEL EVANGELIO SEGÚN SAN MARCOS
Todavía estaba hablando, cuando se presenta Judas, uno de los Doce, y con él gente con espadas y palos, mandada por los sumos sacerdotes, los escribas y los ancianos. El traidor les había dado una contraseña, diciéndoles: «Al que yo bese, es él: prendedlo y conducidlo bien sujeto». Y en cuanto llegó, acercándosele le dice: «¡Rabbí!». Y lo besó. Ellos le echaron mano y lo prendieron. Pero uno de los presentes, desenvainando la espada, de un golpe le cortó la oreja al criado del sumo sacerdote. Jesús tomó la palabra y les dijo: «¿Habéis salido a prenderme con espadas y palos, como si fuera un bandido? A diario os estaba enseñando en el templo y no me detuvisteis. Pero, que se cumplan las Escrituras». Y todos lo abandonaron y huyeron. Lo iba siguiendo un muchacho envuelto solo en una sábana; y le echaron mano, pero él, soltando la sábana, se les escapó desnudo.
REFLEXIÓN
Nosotros no nos quedamos con Jesús. También somos unos traidores. Como los discípulos, abandonamos a Jesús, lo dejamos solo. Lo abandonamos en esas horas de dolor y sufrimiento… Somos traidores. Huimos de Jesús por miedo a correr la misma suerte y morir junto a Jesús. Somos unos cobardes. Dejamos solo a Cristo en su agonía…
MI RESPUESTA - ¿Y YO QUÉ?
El Huerto de los Olivos. El Huerto de Getsemaní. El lugar de la duda, de la oración desesperada, de la tormenta. El lugar de la noche atravesada por la indecisión. El lugar del miedo, y de la soledad…
En ese huerto, Jesús, tu oración habla de una lucha terrible. ¿Entregarse o no? ¿Es tu vida un fracaso? ¿Huir o seguir hasta el final? ¿Qué sentido tiene todo esto? En ese huerto te veo tan humano, y al tiempo tan pleno… Tan inseguro, y sin embargo capaz de buscar claridad, y al final de acoger, perplejo y turbado, una situación que te desborda.
Tan solo… también yo a veces me siento sola/o, en medio de tormentas, y en busca de sentido... Descubrirte así, temblando, me hace sentirte extrañamente cercano. Y verte capaz de encontrar al Padre ahí es, ante todo, promesa y camino.
GESTO
- Escribe: ¿qué sentido tiene el huerto de los olivos y el sufrimiento de Jesús para mi vida?
- Reflexiona y elige: ¿entregarse a Dios o huir?
- Cuestiónate: ¿cuándo me alejo de Dios y de los hermanos? ¿Qué prefiero: vivir en soledad o entregar mi vida por los otros?
ORACIÓN
Señor, enséñame a buscar sin desesperar.
A no rendirme.
A luchar por aquello que merece la pena.
Enséñame a ser fuerte
en los momentos en que mi vida
se asemeje a ese huerto de olivos y pesadilla…
Enséñame a no rendirme.
RESPUESTA DE DIOS
A pesar de nuestra respuesta, de nuestro rechazo a Jesús y de nuestro abandono; Dios no nos abandona y nos sigue amando, sigue entregándose siempre por cada uno de nosotros…
Dios te dice al oído: «Nadie te ama como yo…»-
CONCLUSIÓN
ORACIÓN
Señor, Dios de la vida,
te doy gracias por la fe en Ti.
Te he sentido cercano,
misericordioso, respetuoso con mi libertad.
Eres mi apoyo y mi consuelo.
Eres valentía y estímulo
para seguir la marcha de la vida.
Tengo la certeza de que no me abandonas.
Creer en Ti llena el vacío
que algunas situaciones me dejan.
Dios bueno, me has amado primero,
porque eres AMOR.
Me impulsas a abrir el corazón
y a desplegar generosamente la vida.
En Jesús tengo el modelo.
Me fío de Ti;
cuento contigo:
Eres mi respuesta total
a mi necesidad de vivir.
Señor Jesús, que asumes el dolor,
aceptas el sufrimiento
y superas la tristeza última;
concédeme sensibilidad y vigilancia
para acompañarte siempre en los hermanos
que sufren... o están tristes y abandonados.
Dame la fortaleza necesaria para beber, a ejemplo tuyo,
el cáliz de la voluntad divina.
Gracias por tu SÍ. Cuenta conmigo.
GESTO
Escribe una carta a Jesús, para hacerte solidaria/o con su drama y con el de tantos que viven estos días la enfermedad y el dolor.
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