Contigo Despierto - Sábado Santo

Comenzamos nuestra mañana fijando la mirada en María, la madre de Jesús. Ella lo ha estado acompañando y sosteniendo durante toda Su Pasión. Hoy somos nosotros quienes la acompañamos a Ella ante la ausencia del Hijo.

TU ORACIÓN EN AUDIO

TU ORACIÓN EN TEXTO

CONECTO CONMIGO Y CON DIOS

Comenzamos la mañana. Conecta con tu respiración, fijándote en como entra el aire y sale, suavemente. Ahora presta atención a tu cuerpo, a cómo está. Desea hacer silencio en tu interior y siente cómo te vas serenando. Tus pensamientos van y vienen, sin engancharte a ninguno. 
Ahora que ya estás preparado, sitúate, con confianza, ante Dios que te espera en esta mañana para darte su paz. 
Comienza haciendo la señal de la cruz en el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo.

ESCUCHAMOS

Anoche terminábamos el día con la adoración de la Cruz, con ese encuentro entre nuestro dolor y el de Jesús, entre nuestro sinsentido y su entrega salvadora.
La invitación de hoy es pasar el día junto a María. Vamos afijar nuestros ojos en la madre de Jesús, a acompañarla en estos momentos de ausencia del hijo de sus entrañas y a dejarnos acompañar por ella.

LEEMOS LA PALABRA

LECTURA DEL EVANGELIO SEGÚN SAN JUAN (19, 25 – 27)

Estaban de pie junto a la cruz de Jesús su Madre, María la de Cleofás hermana de su madre, y María Magdalena.
Jesús, viendo a su Madre, y junto a ella al discípulo que tanto amaba, dijo a su Madre: «Mujer, ahí tienes a tu hijo.» Luego dijo al discípulo: «He ahí a tu Madre». Y desde aquel momento el discípulo la recibió en su casa.

PARA REFLEXIONAR

¿Te has preguntado cómo vivió María estos acontecimientos? María se enfrentó al dolor más grande que puede vivir una madre: la pérdida de su hijo. A través de una canción vamos a intentar acercarnos un poco a sus sentimientos:

    
  • ¿Con qué verso, imagen… de la canción te quedas? ¿Qué es lo que más te ha tocado el corazón al escucharla?
  • En los textos del evangelio contemplamos que María, a pesar del dolor que le debía atravesar la entraña al ver a su hijo sufriendo, se mantiene firme al pie de la cruz y acepta la misión que Jesús le encomienda. Este gesto nos recuerda el «Hágase» que había pronunciado más de treinta años antes al aceptar ser la madre del hijo de Dios. ¿Y yo? ¿Cómo vivo los momentos de dolor? ¿Con confianza, con desesperación, con inquietud, esperando que algo bueno surja…?
  • Durante la Pasión de Jesús, María está, observa, contempla… y guarda todo en su corazón. No habla, pero está. Entiende que su papel es el de sostener a su hijo. Y lo hace. No se encierra en su dolor. Ella también sufre, pero entiende que mayor es el dolor de su hijo, y actúa en consecuencia. ¿Cómo actúo yo ante el dolor de los otros? ¿Los escucho, intento entenderlos, ponerme en su lugar… en definitiva, ser un apoyo en esas situaciones? ¿Me alejo del dolor de los demás porque no es asunto mío? 

ORACIÓN

Niña con el mundo en el alma.
Sutil, discreta, oyente,
capaz de correr riesgos.
Chiquilla de la espera,
que afronta la batalla
y vence al miedo.
Señora del Magnifícat,
que canta la grandeza
velada en lo pequeño.
Y ya muy pronto, Madre.
hogar de las primeras enseñanzas,
discípula del hijo hecho Maestro.
Valiente en la tormenta,
con Él crucificada
abriéndote al Misterio.
Refugio de los pobres
que muestran, indefensos,
su desconsuelo
cuando duele la vida,
cuando falta el sustento.
Aún hoy sigues hablando,
atravesando el tiempo
mostrándonos la senda
que torna cada «Hágase»
en un nuevo comienzo.

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